Un misterioso lago de alquitrán en EE.UU. revela por qué allí desapareció la megafauna hace 13.000 años
Al final de la última Edad de Hielo, aproximadamente dos tercios de los grandes mamíferos de la Tierra en la mayoría de las regiones del mundo desaparecieron. Esta extinción fue la mayor del Cenozoico, y coincidió con los cambios climáticos del Cuaternario tardío y el crecimiento y expansión de las poblaciones humanas en los continentes. Sin embargo, el momento justo, las causas y las consecuencias del final de la megafauna no han sido desveladas por completo.
Los científicos han barajado diferentes hipótesis: desde la acción del hombre, al cambio climático, pasando por el desbordamiento de un lago. Ahora, un nuevo estudio publicado en ‘Science‘ abre una nueva vía y el yacimiento de La Brea, donde surgieron pozos de alquitrán que se formaron de manera natural alrededor de Hancock Park, tiene la clave: la megafauna que hubo allí hace 13.000 años se extinguió por los incendios masivos y generalizados, seguramente provocados por la acción del clima y la expansión de los humanos, que ya dominaban la caza y conocían el fuego.
De una trampa mortal a un rico tesoro
Durante los últimos 50.000 años, en el Pleistoceno Final y el arranque del Holoceno, miles de animales quedaron atrapados en los pozos de asfalto natural que surgieron de debajo de lo que hoy es la ciudad de Los Angeles. En aquella época, estas infernales lagunas se cubrían con restos de vegetación, convirtiéndose en una trampa mortal para muchos especímenes. Una trampa que ahora, en la era del hombre y la ciencia, se ha convertido en todo un tesoro, una suerte de cápsula del tiempo que ha revelado todo tipo de fósiles, incluidos grandes animales como mastodones, bisontes, lobos gigantes, tigres diente de sable o cóndores.
Usando estos restos, Frank O’Keefe y sus colegas investigaron los posibles desencadenantes de las extinciones de la megafauna en el sur de California. Para ello, fecharon con precisas técnicas la edad de 172 individuos para obtener las especies más comunes de mamíferos gigantes hace entre 15.600 a 10.000 años. Así es como descubrieron que siete de las ocho especies dominantes desaparecieron súbitamente hace unos 12.900 años.
El trabajo no terminó ahí. Después, utilizando registros de núcleos de sedimentos locales (testigos del suelo del paso del tiempo), buscaron información acerca del clima y el medio ambiente de la época. Además, compararon todos estos conjuntos de datos con la información obtenida acerca de la extinción de la megafauna a nivel de todo el continente americano, así como con el crecimiento demográfico humano.
Al tener en cuenta todos estos factores, los autores pudieron comprobar que la desaparición de la megafauna en La Brea ocurrió 1.000 años antes que la extinción masiva en todo América del Norte. Además, observaron que precedió al evento climático Dryas Reciente o Joven Dryas (Younger Dryas en inglés), que fue un repentino enfriamiento del planeta, sobre todo el hemisferio norte, que dio lugar a una especie de cataclismo vegetal y animal. Con lo que sí coincidió fue con el cambio de vegetación y la aridificación al final de la conocida como Oscilación de Allerød, un periodo en el que el clima se volvió templado y que ocurrió hace entre 14.600 y 12.800 años. Es decir, en ese momento, las temperaturas estaban por encima de la media.
Por otro lado, los registros fósiles de la región revelaron un aumento de incendios masivos en la zona, que los autores achacan como la causa directa de la extinción de la megafauna. En concreto, O’Keefe y su equipo argumentan que este aumento en los incendios puede haber sido el resultado del calentamiento y la sequía inducidos por el cambio climático junto con los crecientes impactos de la caza y las hogueras y fuegos provocados por los humanos en un ecosistema cada vez más propenso a los incendios.
Los autores indican que conocer más sobre qué ocurrió en La Brea hace 13.000 años nos ayudará también a prepararnos para las posibles consecuencias ahora. «Las condiciones que llevaron al cambio del Pleistoceno final en el sur de California son recurrentes hoy en día en el oeste de los Estados Unidos y en muchos otros ecosistemas en todo el mundo -escriben los investigadores-. Comprender la interacción de los cambios climáticos y antropogénicos en la conducción de esta extinción pasada puede ser útil para mitigar la futura pérdida de biodiversidad frente a presiones similares».
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