¿Qué consecuencias habría si colapsaran las corrientes oceánicas? Expertos apuntan a esta hipótesis en 2025
Aunque muchas veces puedan parecer un remanso de paz y tranquilidad o creamos que la furia llega solo en forma de tormentas superficiales y olas gigantescas, los océanos esconden en sus entrañas mucho más; en concreto, corrientes que regulan la dirección del agua caliente y el agua fría y que no solo influyen en los mares, sino también en el clima general de la Tierra. Es la conocida como Circulación de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), un gran sistema de corrientes oceánicas (entre ellas la Corriente del Golfo) que, como una suerte de ‘cinta transportadora’, mueve las aguas desde los trópicos hacia el Atlántico Norte.
Sin embargo, la AMOC podría estar en serio peligro: un estudio publicado en la revista ‘Nature Communications‘ señala que podría colapsar en cualquier momento a partir de 2025 debido a las continuas emisiones de gases de efecto invernadero, lo que según sus autores podría causar graves daños en el clima mundial. Pero, ¿qué consecuencias tendría exactamente que estas corrientes se pararan?
Fluctuaciones de temperatura
La AMOC es uno de los elementos de inflexión climática más importantes del planeta: aunque esté bajo el agua, tiene el poder de cambiar a un estado irreversible el sistema climático de la Tierra al completo y de una forma brusca y rápida.
Recientes estudios indican que algunas de las fluctuaciones climáticas más fuertes y abruptas del pasado, como los llamados ‘eventos Dansgaard-Oeschger’ durante el último periodo glacial, hace unos 12.000 años, fueron causados por el colapso y posterior recuperación de la AMOC.
Durante aquellos eventos del pasado, el hemisferio norte experimentó fluctuaciones medias de temperatura de entre 10 y 15 grados en solo una sola década. Mucho mayores, por tanto, que los cambios actuales de 1,5 grados en un siglo. La fuerza de la AMOC, sin embargo, sólo se monitoriza de forma continua desde 2004, y esas observaciones han demostrado que, en efecto, se está debilitando, aunque se necesitarían registros más prolongados para evaluar la magnitud de esa tendencia.
Huracanes y tormentas más extremos
Según algunos expertos, el debilitamiento de estas corrientes y el calentamiento de algunas áreas marítimas ya se puede notar en huracanes más numerosos y potentes. También, el cambio en las temperaturas del Atlántico afecta a los patrones climáticos de Europa, como la trayectoria de las tormentas. Por ejemplo, algunos ciclones tropicales ya no están solo en el ámbito tropical sino que discurren por aguas subtropicales, más cercanas a nuestras latitudes, el lugares como las islas Canarias o las Azores, donde antes no llegaban.
Aumento del nivel del mar
Trabajos anteriores han demostrado, además, que la desaceleración de la AMOC exacerba el aumento del nivel del mar en la costa este estadounidense en ciudades como Nueva York y Boston. No solo eso: la ola de calor europea del verano de 2015 se ha relacionado con el frío récord en el Atlántico norte de ese año.
Aún así, hay que destacar que no existe consenso absoluto sobre el estado real de la AMOC y su futuro, sobre todo por su reciente monitorización completa y por los profundos y complejos mecanismos que los científicos aún no logran comprender del todo.
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