Poema: ‘Vaulted Seeds’, después de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard
Ciencia en metro y verso
Atesorado en el corazón de una montaña ártica,
dentro de un archipiélago de nieve: un arca de semillas.
Envueltos contra el suelo, los cuerpos nucleares se agachan
y esperar algún futuro escape del hambre. Una reunión
de cultivos, caras variadas dobladas en papel de aluminio,
cerrado de la tierra. Lenteja, oscura y redonda
y suave como un guijarro. La esbelta cáscara de cebada de un ojo.
Cada garbanzo arrugado la cabeza embrionaria de un pájaro.
Semillas hermanas, en Alepo, refugio abandonado
en los escombros de la guerra. La nieve es un silencio.
excepto por cómo las semillas llaman a uno
otro a través de masas de tierra que cambian y se calientan.
Los renos de Svalbard giran las orejas para escuchar.
Los zorros se detienen como fantasmas en el permafrost. Con uno
ojo cuadrado, la bóveda refleja un mar azul gélido.
Las focas anilladas se balancean y se zambullen entre los témpanos de vidrio.
El casco de piedra de la bóveda sobresale como un naufragio en la deriva
hielo mientras los osos polares resoplan y pasan junto a la puerta.
En el interior, miles y miles de promesas para alimentar
lo que puede quedar. Doomsday, su otro nombre.
Porque ya hemos plantado lo que está por venir.
Editado por Dava Sobel
Este artículo se publicó originalmente con el título «Vaulted Seeds» en Scientific American 326, 6, 24 (junio de 2022)
doi:10.1038/cientificamerican0622-24