Podcast Ciencia |¿Estaba Einstein en lo cierto con las ondas gravitacionales?
Se necesitaron 15 años para recopilar datos y crear un «laboratorio» virtual casi del tamaño de nuestra galaxia, pero los científicos lograron por primera vez escuchar el «coro eterno» de ondas gravitacionales que impregnan todo el universo. Un estribillo, por cierto, que suena más fuerte de lo esperado y que esconde los secretos de la formación de las galaxias y quizás también los del propio Big Bang.
El tan esperado descubrimiento, que será publicado este jueves en The Astrophysical Journal Letters, fue realizado por investigadores del Observatorio Norteamericano de Ondas Gravitacionales de Nanohercios (NANOGrav), que involucra a expertos de 70 instituciones diferentes. Para lograrlo, los científicos recurrieron al «truco» de utilizar púlsares como si fueran metrónomos celestes. Los púlsares son un tipo de cuerpo estelar que gira sobre su eje muy rápidamente (cientos o incluso miles de veces por segundo) y emite un pulso de radio (de ahí el nombre), un «tic tac» más preciso con cada rotación. un reloj atómico.
Al comparar las tasas de tictac de 67 púlsares distribuidos por nuestra galaxia, los científicos descubrieron que sus ritmos variaban ligeramente durante los 15 años de datos disponibles. El equipo de NANOGrav ha demostrado que estas variaciones se deben al paso de ondas gravitacionales de baja frecuencia, que distorsionan el tejido sobre el que se asienta la realidad física, el espacio-tiempo. De hecho, es el estiramiento y la compresión del espacio entre la Tierra y los propios púlsares lo que hace que su tictac llegue a la Tierra mil millonésimas de segundo antes o después de lo esperado.
Estos resultados representan la primera evidencia del fondo de ondas gravitacionales, una especie de «sopa» de distorsiones del espacio-tiempo que impregnan todo el Universo que los científicos predijeron hace décadas.
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