Sexualidad

Luciana Peker, escritora y activista argentina: «Las peruanas son más deseantes ahora»

La escritora y periodista argentina Luciana Peker, especializada en género y sexualidad, regresó hace poco a Perú para presentar su nuevo libro ‘¿El amor es o se hace?’. Por ello, La República conversó con la autora de los best seller ‘Putita Golosa’ y ‘Sextéame’, para conocer más de su propuesta feminista sobre la transformación del amor en la era de las mujeres deseantes.

En anteriores libros, hemos visto que has cuestionado la idea de cómo tenemos sexo o cómo nos enamoramos. ¿Qué de nuevo trae este libro sobre las relaciones amorosas (o sexuales)?

Es una apuesta sobre lo que nos pasa a las mujeres en América Latina, conjuntamente. Lo que quiero decir ahí con la pregunta: «¿El amor es o se hace?». Muchas veces, cuando nos enamoramos, pensamos que el amor es un rayo de luz que viene y nos inunda, y que las formas en las que amamos son ‘mágicas’, que salen de nosotros sin que eso sea una construcción, pero no. Sí, es una construcción y por eso es que hay que deconstruir esas formas de amor tradicional, como la violencia, que han sido tan dañinas, especialmente, para las mujeres.

Es cierto, porque hay muchas personas que creen que en el amor se tiene que sufrir, pero en realidad no tiene que ser así. ¿Tú crees que cuestionar el amor es una forma de luchar para eliminar la violencia de género?

Creo que sí. Y creo que la historia reciente de Perú es muy grande en ese sentido. Este libro lo hice especialmente para este país, porque pongo la historia de #NiUnaMenos, que nace en Argentina y, en el 2016, llegan grandes marchas en Perú porque se da la indignación sobre la liberación de un hombre que arrastró de los cabellos a una mujer. Entonces, yo creo que ese caso muestra muchísimas cosas, como la idea de que la cabeza de las mujeres para los hombres es algo que se puede golpear o algo que no importa, pero también se ve la idea que las peruanas no aguantan más la violencia. Sin embargo, actualmente, veo un escenario de retroceso, donde parece que la violencia ya no es importante, pero no podemos dejar que crezca. Hay que quitarle el ladrillo de la violencia al amor, para que pueda transformarse y reinventarse.

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