Los españoles que ‘tocaron’ la Luna
Actualizado:
Guardar en la computadora
Unos españoles «habitan» nuestro satélite, aunque nunca han pisado la Luna. Entre ellos están los astrónomos. Caius Julius Hyginus (64 a. C.-17), un liberto de la emperador augusto quien nació en la actual Valencia y fue bibliotecario de la Biblioteca del Palatinado y autor de una importante colección de obras sobre las constelaciones. Por todo su trabajo científico -desde 1935- una fisura de selenita de más de 200 km de largo lleva su nombre.
Que Rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) también tiene su rincón lunar, siendo la razón básica que es el autor de «Libros de conocimientos de astronomía’, donde recopiló conocimientos de textos científicos, árabes y judíos.
Un cráter con un diámetro de 41 kilómetros lleva el nombre de «Isidoro». San Isidoro de Sevilla (556-636), autor de las célebres «Etimologías», serie de libros en los que resumió todo el saber religioso y secular de su época.
Nuestro Premio Nobel Dr. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), el padre de la teoría neural, también «posee» un cráter lunar de nueve kilómetros de largo llamado «Cajal».
Tres sacerdotes científicos en la luna
Quizás menos conocido es que tres cráteres lunares llevan los nombres de tantos sacerdotes y científicos españoles: miguel catalán, Ramón María Aller Y luis rodes.
Miguel Catalán (1894-1957) es uno de los científicos más destacados de la Edad de Plata de la ciencia española, que trabajó con la comunidad científica en la década de 1930 para establecer la teoría cuántica.
El sacerdote gallego Ramón María Aller (1878-1966) construyó un observatorio astronómico de renombre internacional y descubrió cuatro estrellas. Este científico fue pionero en nuestro país en el estudio de las estrellas dobles y múltiples, y se le atribuye la invención de unos aparatos de medición que luego fueron adoptados por el Observatorio de París.
El tercer sacerdote que forma parte de este importante trío es el catalán Lluis Rodés (1881-1939), un brillante astrónomo que llegó al Observatorio del Ebro tras una excelente formación en diversas universidades americanas. Estudió electrometeorología y todo lo relacionado con los fenómenos atmosféricos, lo cual fue de gran interés para las líneas aéreas que comenzaban a surgir en el viejo continente en aquella época.
Científicos españoles colaboran con la NASA
Cuando se conmemora la llegada del hombre a la Luna el 16 de julio de 1969, se suele hacer referencia a la contribución española al programa Apolo de la NASA, con referencias explícitas a las estaciones espaciales de Robledo de Chavela, fresa Y Islas Canarias. Pero quizás muy pocos conocen el número de Hermógenes Sanz Y Antonio Travesí.
Hermógenes Sanz era un experto en geoquímica isotópica que viajó al Instituto Tecnológico de California en 1966 –Caltech– Formarse en el análisis de isótopos. Allí ayudó a crear un espectrómetro de masas de precisión previamente desconocida, que utilizaron para estudiar las piedras lunares. Hermógenes, junto con otros colegas, publicó el primer estudio de la edad de las rocas lunares (alrededor de 4.000 millones de años) en la revista Science.
Antonio Travesí tuvo un camino un poco diferente, pero no menos apasionante. Fue Fellow de la NASA en 1967, donde trabajó en el desarrollo de la activación de neutrones, que en ese momento sonaba a ciencia ficción, y presentó un proyecto para la agencia espacial llamado «Lunar Trace Elements», que fue aceptado por los directores de la NASA POT. . Tiempo después, Travesí determinó los oligoelementos de las muestras lunares obtenidas del Apolo 11, un gramo de polvo y otro de roca.
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
.