Las Gemínidas, la lluvia de estrellas que este año se podrá disfrutar mejor que nunca
La lluvia de meteoros de las Gemínidas, última de relevancia del año, alcanzará su pico de actividad en las noches del 13 al 14 de diciembre, con hasta 150 estrellas fugaces por hora.
Este 2023 será un año excelente para la observación de las Gemínidas, puesto que su momento de máxima actividad se producirá un día después de la luna nueva (el novilunio tendrá lugar el 13 de diciembre). El fino creciente de Luna permitirá la observación de los meteoros en excelentes condiciones durante toda la noche, explica el Observatorio Astronómico Nacional.
Las Gemínidas tienen una tasa de actividad por encima de los 120 meteoros por hora y una velocidad de 35 kilómetros por segundo durante varios días, lo que las convierte en una de las lluvias más activas del año junto a las cuadrántidas de enero y las perseidas de agosto. Tras las Gemínidas, las siguientes lluvias de meteoros serán las coma berenícidas del 19 de diciembre y las úrsidas el 22. Ambas tendrán una tasa de actividad mucho más baja que las Gemínidas, de entre 3 y 10 meteoros por hora.
El origen de las Gemínidas, visibles desde todo el hemisferio norte entre el 4 y el 17 de diciembre, fue un misterio durante siglos pues no se sabía asociar la lluvia de meteoros con ningún cometa periódico conocido. En el año 1983, el telescopio espacial de infrarrojos IRAS -lanzado por la NASA- identificó un asteroide, llamado Faetón, y al estudiar su órbita, se concluyó que era este asteroide el que causaba la lluvia de estrellas. Se trata pues de un caso peculiar, pues prácticamente todas las otras lluvias de meteoros conocidas están causadas por cometas.
Los astrónomos especulan con la idea de que Faetón pudiese ser hoy un cometa extinto y que los fragmentos que forman las Gemínidas pudiesen haber sido desprendidos hace siglos, cuando Faetón aún tenía actividad cometaria. Como todos los años por estas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado con aquellos fragmentos desprendidos de Faetón. Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz.
Típicamente, los meteoros más comunes que observamos a simple vista los producen partículas de unos milímetros a unos centímetros de tamaño que se queman a unos 100 kilómetros de altura.
La correspondiente lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, un punto del que parecen surgir todas las estrellas fugaces. Ese punto se denomina «radiante» y su localización se utiliza para nombrar a la lluvia de estrellas. Así pues, las Gemínidas tienen su radiante en la constelación de Géminis.
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