La revista ‘Nature’ publica un estudio científico que asegura que existe un sexto sentido
Los cinco sentidos al uso parecen incluir una nota a pie de página, un sexto candidato que resulta inexplicable. Científicos de la Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania, lo llaman ‘ilusión de tacto fantasma’ o PTI, en inglés. Implica que los sujetos sientan sensaciones sin contacto físico. Los resultados se han publicado en la revista ‘Nature’. Y los investigadores explican que se usaron escenarios inmersivos de realidad virtual en los que los sujetos tocaban su cuerpo utilizando un objeto virtual. «Demostramos que la mayoría de los sujetos describen la ilusión del tacto fantasma como una sensación electrizante de hormigueo o picazón o como si el viento pasara por su mano«, afirman.
Curiosamente, este sexto sentido también se registró cuando los sujetos tocaban partes de su cuerpo que no eran visibles en la realidad virtual. De ahí que señalen que este hallazgo complementario muestra que las representaciones del propio cuerpo van más allá de la información sensorial disponible.
Una de los autores, Marita Metzler, añade: «Esto sugiere que la percepción humana y la sensación corporal no se basan sólo en la visión, sino en una combinación compleja de muchas percepciones sensoriales y en la representación interna de nuestro cuerpo». Los investigadores se inspiraron en el fenómeno de la sensación de tacto «fantasma» que ha sido reportado, anecdóticamente, por personas que utilizan un entorno virtual.
En este caso solo se describe, en términos generales, como una vaga sensación de tacto cuando, por ejemplo, el usuario entra en contacto con el avatar de otro usuario en un la realidad virtual. De hecho, existen tutoriales de Youtube que intentan enseñar a los internautas cómo pueden entrenar su cerebro para conseguir un ‘phantom touch’ o tacto fantasma.
Así fue el experimento
Los neurocientíficos para intentar comprender qué se esconde detrás de este fenómeno, desarrollaron un experimento en el que intervinieron treinta y seis participantes, entre 21 y 42 años. Estos sujetos tenían poca o ninguna experiencia previa con la realidad virtual. Al principio, se les proporcionaron las gafas de realidad inmersiva y se aseguraron de que pudieran ver la escena y sus manos virtuales con claridad. Moviéndose libremente y tocando los objetos colocados sobre una mesa virtual.
Los sujetos una vez se aclimataron al entorno, comenzó la fase experimental. Les pidieron que agarraran uno de los palos virtuales por el extremo con la mano derecha y acariciasen repetidamente su mano virtual izquierda con el extremo del palo. Los investigadores después de aproximadamente 30 a 60 segundos les preguntaron a los miembros del experimento si podían sentir algo, y que calificaran del 1 al 10 su intensidad. No obstante, los científicos destacan que es importante matizar que no les dieron pistas a los sujetos sobre cuál podría ser la sensación en la mano «receptora».
También describen que se descartó que la sensación estuviera causada por el calor, el flujo de aire u otra sensación física provocada por la mano en movimiento. Y curiosamente indican que algunos sujetos informaron espontáneamente que podían sentir algo antes de que les preguntara por primera vez. Todos los individuos analizados describieron sentirse sorprendidos por la sensación provocada por la PTI.
Posteriormente, repitieron el experimento, pero, esta vez los participantes no tenían contacto visual con los objetos virtuales. El equipo de expertos observó que el PTI también se produce cuando los sujetos tocan partes de su cuerpo que no son visibles en la realidad virtual.
Sin embargo, cuando usaron un pequeño puntero láser en la vida real, que proyectaba un pequeño punto de luz roja (de aproximadamente 5 mm de diámetro) sobre la piel de la mano izquierda del participante, en lugar del bastón virtual, el resultado fue que los participantes no sintieron el tacto fantasma. De modo que concluyeron que este fenómeno se está dando exclusivamente en entornos virtuales.
El equipo asegura que este descubrimiento podría incluso ayudar a profundizar en el conocimiento de enfermedades y trastornos neurológicos que afectan a la percepción del propio cuerpo. El siguiente paso para los científicos alemanes será trabajar con investigadores de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, para seguir profundizando en este fenómeno y en los procesos neuronales que lo desencadenan.
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