Ciencia

Cómo los brazos de pulpo evitan el cerebro

Los brazos cubiertos de ventosas de los pulpos pueden actuar como si contuvieran minicerebros parcialmente independientes. Cada brazo recopila información sensorial para impulsar sus propios movimientos, e incluso los de otros brazos, sin consultar las principales regiones del cerebro.

“Sus brazos son tan móviles; son suaves y se pueden doblar y torcer y hacer todo tipo de cosas”, dice Melina Hale, bióloga de la Universidad de Chicago. En un estudio en Biología actualella y sus colegas revelan las extrañas conexiones que pueden facilitar la coordinación descentralizada de estos miembros flexibles.

Los investigadores estudiaron la anatomía de los jóvenes Pulpo bimaculoides, que son del tamaño de «un gran Tic Tac», dice el autor principal del estudio, Adam Kuuspalu, también en Chicago. Examinaron los cordones nerviosos intramusculares de los pulpos: piezas clave de la anatomía de los invertebrados que contienen múltiples tipos de neuronas y contribuyen al movimiento de todo el brazo. En la mayoría de las investigaciones anteriores, «otras partes del sistema nervioso del brazo estaban muy bien descritas, pero esas quedaron como un misterio», dice Hale.

Los investigadores rastrearon los cordones nerviosos con un potente microscopio y encontraron que un tipo, los cordones más cercanos a las ventosas, no solo corrían a lo largo de un brazo sino que también se extendían por otro brazo a dos brazos de distancia. Los ocho brazos muestran este patrón. El diseño era «totalmente diferente a todo lo que habíamos visto antes», dice Hale, quien esperaba que las cuerdas crearan una estructura similar al anillo central formado por nervios periféricos más grandes.


Crédito: Mesa Schumacher; Fuente: «Múltiples cordones nerviosos conectan los brazos de los pulpos, proporcionando caminos alternativos para la señalización entre brazos», por Adam Kuuspalu et al., en Biología actual, vol. 32; 19 de diciembre de 2022 (referencia)

“Creo que es tan simple como decir que es matemáticamente eficiente”, dice Kuuspalu sobre el patrón recién descubierto. Si estas conexiones transportaran señales sensoriales y motoras, permitirían una comunicación rápida entre brazos relativamente distantes.

La bióloga Robyn Crook de la Universidad Estatal de San Francisco, que no participó en el nuevo estudio, dice que es interesante y relevante para su trabajo sobre la integración sensoriomotora en pulpos, calamares y sepias. “Aún no está claro cómo [intramuscular nerve cords] comunicarse o incluso si envían señales a través del cuerpo a largas distancias”, añade. Los autores del estudio planean profundizar en estas preguntas a continuación.

“Ahora podemos abordar nuestros estudios anatómicos y de comportamiento de manera un poco diferente, con un mayor enfoque en lo que hace un brazo en conjunto con brazos más distantes en el ring”, dice Roger Hanlon, investigador del Laboratorio de Biología Marina y colaborador frecuente de grupo de Hale. «Estamos en ese intrigante ‘estado leve de confusión’ que es a la vez desconcertante y estimulante cuando se revelan descubrimientos inesperados».

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